Sabías que leer cuentos y cantar canciones son unas de las herramientas más poderosas para potenciar el desarrollo del lenguaje? ¿Sabías que la mayoría de los problemas de lectura pueden prevenirse si la exposición a los libros comienza en la primera infancia y en los años previos a la escuela?
La narración de un cuento no se limita a su simple lectura, lo que resulta monótono y menos atractivo, sino que el narrador (mamá, papá, abuelos y cuidadores), con herramientas y conocimiento, podrá dar lugar a un universo de actividades lúdicas para estimular el lenguaje.
Con recursos oportunos, la lectura temprana puede estimular la imaginación y los procesos básicos de aprendizaje (atención, memoria, concentración, habituación a la tarea, motivación), el vocabulario temático (partes del cuerpo, medios de transporte, animales, alimentos, la ciudad), el lenguaje comprensivo y expresivo (preguntas y respuestas sobre el cuento, diálogos, contar lo que ha escuchado, contar experiencias propias), observar e interpretar imágenes y funciones superiores que intervendrán en el proceso posterior de aprendizaje de la lectoescritura.
Había una vez…
Cuando leemos un cuento a un niño, no siempre podemos hacerlo de la manera “convencional”, es decir, desde que empieza hasta que termina. La Licenciada en Fonoaudiología, Juana Toriggia @jtfonoaudiologia, nos ofrece coordenadas para “adaptar” la lectura para chicos mayores a un año y aprovechar al máximo los cuentos para interactuar, incorporar nuevo vocabulario y conversar libremente.
- Sentate con tu hijo cara a cara: de esta manera, podrás captar las señales que te ofrece, si está interesado o no, qué le gusta del libro.
- Dejá que elija: podés tener a mano varias opciones para su edad, pero debería ser el pequeño quien decida.
- Permití que tenga el libro en sus manos y pase las páginas: si salta algunas páginas, no te preocupes. Habrá otras ocasiones para volver a leerlo, pero él será quien toma la iniciativa. ¡No te olvides que lo importante es que sea divertido e interactivo!
- Si siempre elige el mismo libro, ¡no pasa nada!: los niños tienden a repetir cuando algo les interesa y les permite familiarizarse con el libro, aprender palabras y frases nuevas y sentirse seguro e independiente.
- Dejá que te lo cuente “a su manera”: no importa si pasan las páginas o se detienen en una. Lo importante es que lo mire a su ritmo y de acuerdo a su interés. Si quiere agregar o cambiar la historia, ¡genial! Aportará su creatividad e imaginación.
- Esperá a que diga o haga algo antes de pasar la página. Evitá hacer preguntas, dale la oportunidad para expresarse y turnarse para compartir el cuento.
Cuando las palabras fallan, la música habla
De la misma forma, cantar nos genera alegría: cantamos para divertirnos, para calmarnos, para anticipar un momento, una situación, para aliviar un dolor. En casa no faltan las canciones desde que supe que mi hija me oía desde mi interior.
La música, a veces improvisada, nos acompaña en todos los momentos del día: a la hora de dormir, cuando paseamos en auto, cuando nos lavamos las manos, durante el juego y al momento del orden y guardado. Justamente, usar las canciones en las rutinas cotidianas brindará –naturalmente y sin esfuerzo- una mayor exposición al lenguaje y tendrá más oportunidades de aprender palabras.
“Las canciones brindan oportunidades de escuchar nuevas palabras, repetirlas. A través de ellas puedo aumentar la exposición al lenguaje funcional: ese vocabulario y estructuras sintácticas que necesita el niño para comunicarse en la vida cotidiana. Cantando puedo incorporar turnos y hacerlos participar. Lo puedo convertir en un momento de interacción en el que ambos completamos la canción haciendo gestos, sonidos y palabras”.
Numerosos estudios evidencian que partes del cerebro encargadas de entender la música y el desarrollo del lenguaje están interconectadas. La música da vida al lenguaje.
Para los niños con dificultades en el desarrollo del lenguaje, la música puede ser un método eficaz gracias a sus particulares entonaciones y rimas que favorecen la producción verbal y convierten el aprendizaje del lenguaje algo sencillo y divertido.
Juana Toriggia nos comparte algunos tips a la hora de cantar:
- Cantale cara a cara: que te mire a los ojos y pueda observar tus expresiones, movimientos y palabras.
- Elegí canciones que sean de su interés: comenzá con lo que le guste y andá incorporando variantes de a poco.
- Cantá lentamente: así puede escuchar mejor las palabras, anticipar lo que viene e imitar las acciones.
- Hacelo participar: que baile, haga acciones, sonidos, que toque el tambor con una cuchara o simule tocar la guitarra.
- Hacé una pausa y esperá para que complete una palabra o parte de la canción: “Estrellita…” “dónde estás”. Míralo expectante para que sepa que es su turno para seguir. Si no puede completarlo (espera 10 segundos), ¡intentá la próxima vez!
- Alentalo a que imite tus acciones y gestos: si no lo hace, ayudalo con las manos.
- Repitan la canción una y otra vez: eso hará que aprenda las letras y las comprenda.
Y no lo olvides, cantar y leer deben ser actividades divertidas: oportunidades lúdicas para acompañar el desarrollo del lenguaje, pero también para compartir tiempo de calidad. No debe ser un entrenamiento ni una experiencia frustrante. Y ahora sí: ¡A cantar!