Somos mapadres de hijos nacidos durante la revolución digital. Las pantallas invaden la cotidianeidad con naturalidad y los más pequeños crecen rodeados de dispositivos. Ni hablar en tiempos de cuarentena y confinamiento, donde la tecnología es la ventana al mundo, es el soporte que permite la continuidad de la educación y el vínculo con amigos y familia en la distancia.
El rol de los adultos resulta fundamental y necesario para educar y construir una relación saludable con las pantallas. Somos “mentores digitales”, y como tales, debemos guiar el acceso tecnológico y tener una actitud de compromiso desde el primer día. La terapista ocupacional Ana Belén Farías @mama_y_to señala que “el uso de pantallas no es malo, siempre y cuando la exposición sea graduada, ordenada, supervisada y funcional”. El problema radica en que la exposición a pantallas se inicia de forma precoz, sin controles. Los niños, con un nivel de intuición asombroso, navegan videos de Youtube sin restricciones ni supervisión. Acceden a contenido de forma ilimitada, contenido que muchas veces ni siquiera son capaces de comprender.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que lo/as niño/as no tengan ningún acceso a las pantallas hasta los dos años, y que entre los tres y cuatro años, la dosis sea sólo de una hora diaria. Por su parte, la Academia Americana de Pediatría sugiere evitar el uso de dispositivos con pantallas a lo/as niño/as menores de 18 meses. Lo/as niño/as entre 18 y 24 meses de edad, cuyos cuidadores consideren exponerlo/as al uso de medios digitales, deben elegir programas y aplicaciones de alta calidad y evitar dejarles solo/as. Luego de los dos años, coinciden en la recomendación: el consumo no debe ser mayor a una hora al día. Y a partir de los cinco años, la exposición no debería ser mayor a las dos horas.
En los más pequeños, el consumo mediático deber ser muy limitado y sólo cuando un adulto está presente y viendo el contenido juntos, hablando y enseñando. Recordemos que los niños menores de 2 años aprenden y crecen cuando exploran el mundo físico que los rodea. Sus mentes aprenden mejor cuando interactúan y juegan con sus mapadres, hermanos, cuidadores y otros niños o adultos.
Belén Farías @mama_y_to explica que la pantalla de por sí no es mala, de hecho “puede ser muy útil si se usa en forma adecuada”. En este artículo, reflexionaremos algunas coordenadas para convertir a la tecnología en una aliada:
Exposición gradual a las pantallas
¿Por qué debemos limitar la exposición a las pantallas?
Según indican varios estudios, mientras que el/la niño/a está frente a una pantalla, recibe información en forma continua y pasiva. Frente a esto, la gratificación es inmediata, lo que favorece a que se aburra fácilmente ante otros estímulos, pierda la curiosidad y la capacidad de sorpresa. ¿No te resulta complicado ofrecer a tu peque alternativas que le resulten atractivas cuando pasó largo rato frente a una pantalla?
Entonces, nos encontramos ante niño/as con juegos pobres, de carente imaginación y creatividad. Niño/as que en la escuela les cuesta sostener la atención, porque el estímulo, sin pantalla, es aburrido. Esto sucede ya que el uso de tecnología los expone a un proceso de fascinación frente al estímulo. Y aunque pareciera que le está prestando mucha atención a lo que mira, ese tipo de atención es distinta a la que se espera que puedan sostener a su edad.
A su vez, otros estudios aseguran que la exposición a la pantalla implica también riesgos de problemas en la visión, fomenta el sedentarismo y la obesidad infantil, provoca alteraciones en el sueño y el comportamiento.
Farías reflexiona: “Lo que realmente debemos preguntarnos es qué es lo que nuestro hijo NO hace cuando está frente a una pantalla: no juega, no explora, no manifiesta su sorpresa, no hay creatividad. No hay descarga física, no hay placer por el movimiento, no hay disfrute. Si bien muchas aplicaciones y juegos presentan oportunidades de estimulación cognitiva, la misma también se puede obtener en otras actividades lúdicas, donde además de los aspectos cognitivos también se juegas aspectos motores. Por ejemplo, son conocidas las aplicaciones para aprender los números, pero éstos también se aprenden jugando a la rayuela”.
Uso funcional de las pantallas y plan mediático
Creo necesario sostener una mirada positiva en torno a la tecnología, sin por ello dejar de ser crítica y mantener una actitud vigilante, comprometida. Belén nos comparte a continuación algunas pautas de orden para darle un uso funcional a todo tipo de pantalla:
Para organizarse es importante partir por sentarse a conversar con lo/as niño/as, para así armar entre todos los miembros de la familia un PLAN MEDIÁTICO. La idea es dejarlo escrito o dibujado, según la edad de los/as niños/as, en un espacio visible, con el fin de poder recurrir a él en cualquier momento. Algunas pizarras imantadas colgadas en la heladera, a la altura de los peques, son un buen recurso.
Plan de consumo mediático:
- Identificamos qué dispositivos vamos a usar, en qué momento y por cuánto tiempo. Ejemplo: La televisión, luego de hacer la tarea; la tablet, después de desayunar.
- Establecemos en qué sectores de la casa vamos a tener los dispositivos y en qué situaciones los vamos a usar o no. Ejemplo: vamos a usar la TV del comedor, la computadora en el living. Frente a esto es importante considerar que los dispositivos estén preferiblemente a la vista y al acceso de los adultos, como así también dejar “zonas libres” de tecnología.
- Convenimos los contenidos a priorizar y cuáles vamos a evitar.
- Debemos establecer qué postura tomamos como adultos cuando permitimos o sancionamos el uso de la tecnología. Cómo la ofrecemos y cómo la limitamos. Aquí es importante que la pareja esté alineada en sus pensamientos y discursos. Debemos tener siempre en claro que somos el ejemplo. Si prohibimos un contenido, tampoco deberíamos consumirlo nosotros/as. No debemos apagar o cambiar de canal en forma sorpresiva. No debemos dar justificaciones vagas del tipo “porque yo lo digo”.
- Es necesario ordenar en tiempo y espacio el uso de dispositivos tecnológicos. Para ello utilizamos la anticipación, a través del uso de agendas e historias sociales. Podemos dibujar un reloj, incluir la tv dentro de las actividades diarias, o poner una alarma de finalización.
Recomendaciones finales
A continuación, @mama_y_to bosqueja una serie de recomendaciones a tener en cuenta cuando usamos en forma funcional la tecnología y decidimos exponer a lo/as niño/as frente a las pantallas:
- Calidad vs cantidad: no es lo mismo ver una hora de videos de un niño abriendo juguetes, que dos horas de una buena película en familia. No es lo mismo un juego de guerra, que un juego cognitivo (búsqueda, números y letras, rompecabezas).
- La vida social primero: evito ofrecerle la pantalla cuando está jugando con amigo/as o en situación social de disfrute. Fomentamos la actividad social.
- Comprender que el uso de tecnologías, tanto en niño/as como en adulto/as, tiene un efecto adictivo, por lo que se pueden explicar varias conductas de los niño/as cuando la quitamos en forma sorpresiva o la prohibimos. Es esperable que surjan berrinches o malestar.
- En lo posible, evitar usarla como “chupete”. No deberían lo/as niño/as consumir pantalla antes de irse a dormir, ni debemos lo/as adulto/as ofrecerla como efecto calmante.
- Relajar. Podemos optar por la tecnología siempre y cuando las reglas estén claras: cuándo, cómo y por qué.
- Supervisar el contenido: no dejar a lo/as niño/as solo/as navegando por plataformas online. Podemos optar por priorizar aplicaciones que se usen off line, descargar videos, grabar programas, descargar juegos supervisados.
- Interesarse por lo que lo/as niño/as consumen. Tomarse el tiempo de sentarse a ver qué es lo que consumen, compartir y dialogar sobre ello.
- Evitar usar tecnología en forma excesiva frente a lo/as niño/as. Obrar con el ejemplo, siempre.
- Reglas claras para todo/as: una vez que se identifiquen las condiciones para el uso de la tecnología, comunicar a los miembros de la familia, en especial a aquellos que comparten la responsabilidad de cuidar al niño/a, ya que debería recibir de todos sus cuidadores el mismo mensaje.
- Educar en el uso de las tecnologías es un aspecto más de la crianza, una situación más donde establecer límites.
- Usar la tecnología como un recurso a nuestro favor: su uso ordenado y claro puede ser beneficioso para todo/as. Entonces ofrecer en situaciones específicas: en alguna situación de espera, en un viaje largo, cuando hacemos alguna actividad donde lo/as niño/as no pueden participar.
Lograr el equilibrio quizá sea la parte más difícil, pero los beneficios son mayores, cuando damos la oportunidad de vivir una niñez saludable y feliz.
Escrito por Tefi Toretti
@lostalleresdemama