Prevención de accidentes en el agua: Tips para divertirse sin correr peligros


¿Sabías que el ahogamiento es la primera causa de muerte entre los 1 y 4 años de vida? A diferencia de la creencia popular, bastan unos pocos centímetros de agua  para que un accidente tenga lugar. No pretendemos alarmarte con estas cifras, pero sí concientizar acerca de los riesgos  especiales considerando la edad y el lugar donde los niños viven y juegan. Mejor prevenir.

Hace algunas semanas, tuve mi primera experiencia como mamá vinculada a un accidente con el agua. Mi hija, Zoe, jugaba en la parte playa de la pileta a medio metro de mí. La estaba mirando con atención, sin perderle la vista. En cuestión de segundos, otra nena la empujó sin querer y pisó en la parte profunda de la pileta. Se hundió rápidamente, como si tuviera los pies revestidos de plomo.  No hizo ruido, no salpicó agua.
Me tomó pocos segundos sacarla, aunque en mi conciencia lo viví como una eternidad. Tosió un poco, lloró y se abrazó a mí como hace tiempo no lo hacía.
Si bien siempre he sido consiente de la necesidad de tener conocimientos en primeros auxilios y RCP, vivenciar de cerca esta situación redimensionó y revalorizó  la importancia de ser capaz de atender a otra persona en riesgo, más aún si se trata de un ser querido.

Hoy queremos compartirte algunas recomendaciones para divertirse en el agua sin correr riesgos innecesarios:

  • Ningún menor debería estar en ambiente acuático sin el control de un adulto. La supervisión visual debe ser constante. Es habitual que, por ejemplo, durante el baño, el cuidador se ausente unos pocos minutos para buscar el toallón o atender el teléfono. Un chico, especialmente uno pequeño, puede caer boca y no ser capaz de incorporarse.  

  • Mantener las puertas del baño siempre cerradas.  También es importante vaciar todos los recipientes luego de haberlos utilizado, sobre todo los que tengan gran capacidad (20 o más litros). ¡Sacar el tapón de la bañera!

  • El adulto a cargo de la supervisión en una pileta o fuentes naturales profundas debe saber nadar,  así como tener conocimientos  en la reanimación cardiopulmonar básica (RCP).  Si hay más de un adulto, pueden establecerse turnos de cuidado para que la responsabilidad de vigilancia no recaiga en una única persona.

  • Es necesario enseñar y reforzar las reglas de seguridad y conductas de autocuidado: no correr, no empujar, no nadar solo, no jugar en el borde de la pileta, no nadar con lluvia, pedir permiso a un adulto antes de ingresar a la pileta. Asimismo, es conveniente mantener los juguetes lejos, para que el chico no se tiente al ir a buscarlos. También evitar monopatines, triciclos u otros juguetes de desplazamiento en el borde de la pileta.
    Si se está en la playa, supervisar que el niño se mantenga cerca de la orilla, donde pueda tocar fondo fácilmente.

  • Enseñar a nadar a niños a temprana edad es otra medida de seguridad.  Se aconseja que los niños aprendan a nadar a partir de los cuatro años. Antes de ello, pueden familiarizarse con el agua y perderle el miedo con la matronatación.

  • La fuente de agua (piletas, piletas de lona, lagunas, pozos de agua, zanjas de riego) debe estar totalmente cercada (360°). ¡Los cercos disminuyen los accidentes en un 90%! Lamentablemente, en nuestro país, la colocación de cercos perimetrales en piletas públicas o privadas es voluntaria, no obligatoria.
    Importante: Los cercos no deben ser inferiores a 1,2 metros de altura. Los barrotes que lo forman deben estar separados por una distancia no mayor a 10 centímetros.  ¡En piletas valladas no solo se corre el riesgo de una puerta mal cerrada, sino que los niños pueden aprender a treparlas o traspasarlas! Se sugiere que la puerta tenga picaporte de auto cerrado y a prueba de escaladores.
    Cabe destacar que un cobertor de pileta no reemplaza al cerco.

  • Comprobar la temperatura del agua.  Si el agua está demasiado fría o muy caliente (jacuzzi) puede resultar perjudicial para la salud.

  • Colocar flotadores o chalecos salvavidas homologados. Sin embargo, esta medida de seguridad no debería sustituir nunca la vigilancia de los adultos.

Y no lo olvides:
Cuando un niño desaparece de la vista de sus cuidadores, buscar primero en las fuentes de agua y controlar el fondo. De aquí que es importante que, siempre que sea posible, el agua se mantenga limpia y clara.

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